por TILL RIMELLE
El G36 tiene una fama de poco fiable
Todo el mundo ha escuchado hablar del formidable fusil de asalto alemán, el G36, sucesor del fiable G3. Ambas armas son productos de Heckler & Koch.
Puedes encontrarte el G3 en todas partes del mundo, ya que este fusil se encuentra entre los cinco más vendidos.
El G36 es diferente. De hecho resulta bastante raro encontrarlo fuera de Europa. Y por una buena razón. Se ganado una mala fama.
El G36 se desarrolló a principios de los 90. Se dio a conocer como un fusil de asalto moderno ligero y versátil. Muchos ejércitos europeos y fuerzas de seguridad lo adoptaron. Dos países lo adquirieron bajo licencia de fabricación, España y, curiosamente, Arabia Saudí.
Alemania también ha empezado a enviarles G36 a las fuerzas Peshmerga kurdas para ayudarles a combatir el Estado Islámico en Irak.
Existen algunas ligeras diferencias entre las versiones para exportación y aquellas para uso doméstico. La principal diferencia entre las dos versiones radica en los elementos de puntería que se suman al visor integrado. La versión doméstica lleva un visor réflex incorporado. La versión para exportación lleva alza y punto de mira.
En teoría, podrías arrancar el visor réflex para poder utilizar el alza y punto de mira. Sin embargo, en la práctica eso no funciona. Los soldados alemanes lo han intentado.
Los soldados alemanes llevan combatiendo con el G36 desde la adopción como su fusil de asalto reglamentario en diciembre de 1997. Al fin y al cabo, tenía que ocupar el lugar del G3, el cual había funcionado bien durante casi 40 años.
La adopción se produjo en una época de cambios en la política exterior. Por primera vez en su historia contemporánea, Alemania participó en una operación internacional en los Balcanes. En definitiva, una época fascinante para el Bundeswehr.
Pero entonces en 2001 los Estados Unidos invadieron Afganistán y Alemania se unió a la fuerza de ocupación de la OTAN. Mientras tanto, existían rumores sobre la falta de precisión como consecuencia de una sospechosa debilidad en el armazón del G36.
En 2009, el Bundeswehr le dio un empujón a sus operaciones en Afganistán. Los soldados hablaban del sobrecalentamiento de sus G36 en los calurosos veranos de Afganistán. Pero no había evidencias sólidas de que eso estuviera pasando.
Pero esto cambió el Viernes Santo de 2010, durante la escaramuza más intensa en la que se hayan visto implicadas tropas alemanas desde la Segunda Guerra Mundial, un combate que dejó tres paracaidistas muertos. Durante 10 horas, los paracaidistas repelieron una emboscada talibán en el barrio de Char Darrah, disparando un total de 28.000 cartuchos.
Investigaciones posteriores sugieren que aquel día ningún talibán resultó gravemente herido, aunque, siendo sincero, el informe que recoge tal conclusión no se ha hecho público.
Secuencias de vídeo grabadas con cámaras de casco y testimonios de testigos del combate demuestran que los G36s se sobrecalentaron. Los soldados tuvieron que dejarlos enfriar antes de que volvieran a funcionar adecuadamente otra vez.
Sin embargo, por aquel entonces el gobierno alemán ya había introducido una versión actualizada del G36, sustituyendo el visor réflex integrado por un visor réflex modular.
Pasemos a la actualidad. Las investigaciones han demostrado una y otra vez la poca fiabilidad del fusil. El Ministerio de Defensa restó importancia, cuestionó o desacreditó los informes para evitar un escándalo mayúsculo.
En Otoño pasado (2014) se realizaron nuevos informes, que culpaban a la munición defectuosa y al sobrecalentamiento de la falta de precisión. Al funcionario a cargo del ministerio no le gustó este resultado y solicitó una segunda y tercera revisiones hasta que el informe se ajustara al discurso oficial del ministerio.
Pero como protesta, el investigador que realizó y escribió el informe se lo pasó al defensor del pueblo de los militares.
¿Y hacia dónde vamos desde aquí? Este verano (2014) el Bundeswehr paralizó las compras adicionales de G36s, con motivo de las investigaciones en curso. Las consecuencias políticas no están claras todavía.
Para los soldados que tienen que ir a la guerra con un arma potencialmente poco fiable, la polémica es un negocio, como siempre. Pocos creen los informes oficiales y se basan en su propia experiencia. Los soldados alemanes desconfían de sus G36s así que intentan mantenerlos fríos, especialmente los cañones.
Algunos tienen la esperanza de convertirse en tiradores selectos [designated marksman], dotados con un G3 con visor, una versión del arma que el G36 se suponía que iba a sustituir.
Traducido por Jorge Tierno Rey. Puedes leer Por qué no ME gusta nuestro fusil de asalto (FUSA) reglamentario, el HK G36 E en los siguientes enlaces: Primera parte. Segunda parte.
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